Written by Taty Hernández and translated by Willy Ramirez
La boca negra de la guerra no puede articular los nombres de los caídos en las casas, las calles, espacios convertidos en trincheras porque allí se adormece la esperanza de aquellos que no tuvieron una opción por la vida. Las noches de la guerra no tienen límites, son noches que se adhieren a la piel para cercenar los sueños. La guerra no tiene estaciones. El sol deja de alumbrar el verano y la nieve se escapa tras una primavera que nunca engendrará las flores que aclaman el estío. Los niños de la guerra carecen de ilusiones, nada les apasiona porque el temor les ha mutilado las sensaciones. Nada les provoca sentido de existencia. Todo les falta, nada les llena el vacío que surca la impiedad.
The black mouth of war can’t articulate the names of those fallen in the houses, in the streets, spaces turned into trenches wherein dies the hope of those who didn’t have the choice to live. The nights of war have no limits. These are nights that clench to the skin to destroy all dreams. War is seasonless. The sun ceases to light the summer and the snow escapes through a spring where the flowers that summer awaits will never flourish. The children of war are hopeless and passionless, for fear has mutilated their sensibility. Nothing gives them a reason to exist. They are missing everything, and nothing fulfills the emptiness imcompassion surrounds.